Daniel de la Nava Martín
La última conferencia del Campamento llegó después de la última noche (que alargamos todo lo posible). Sabíamos el tema que trataba, el calendario, y también conocíamos al conferenciante, Anton Aubanell, que el día anterior nos había sorprendido con sus pompas de jabón. Un buen tema más un buen profesor, igual a un gran resultado.
El tema trataba concretamente sobre la historia del calendario. Cabe destacar que nuestro apreciado calendario ha sufrido numerosos cambios, que ahora intentaré resumir. Primero, nos explicó de dónde procede nuestro calendario. Su origen se encuentra en el Antiguo Egipto, donde ya tenían un calendario muy preciso para la época, con 365 días. Para su cálculo, utilizaron la estrella Siriva.
Julio César decidió adaptar ese calendario a su imperio, el más grande del mundo en su época. Fue una decisión muy importante para su evolución. Se realizaron varios cambios: se pasó de 10 a 12 meses, se introdujeron los años bisiestos, los nombres de los meses y la distribución en semanas, no en decenas.
Posteriormente, hubo la reforma del calendario gregoriano, el año 1582. En esta reforma, tuvieron que retrasar 10 días el calendario, que era el error acumulado por un exceso de bisiestos con el calendario juliano.